domingo, 2 de febrero de 2014

Cannabidiol CBD

Buenas tardes.
Continuando con el tema del cáñamo, esta semana me ha llegado un correo muy interesante acerca de sus propiedades.

" Propiedades terapéuticas del CBD (cannabidiol)

Fuente: Cañamo


De los más de 400 compuestos químicos que produce de forma natural la planta del cannabis, unos 80 (los llamados ter­peno-fenoles) parecen ser exclusivos suyos. Sin embargo, casi toda la atención terapéutica se ha centrado tradicionalmente en el THC, el principal compuesto psicoactivo y el principal responsable de los peculiares efectos psicológicos de los diferentes preparados de la planta.
La razón: porque es el compuesto que se une de manera más específica a los re­ceptores cannabinoides (CB1 y CB2), receptores implicados en un amplio aba­nico de funciones fisiológicas cuya mo­dulación vía administración de cannabi­noides exógenos puede ser de utilidad para el tratamiento sintomático de mu­chas enfermedades.
Sin embargo, no todos los pacientes toleran bien los efec­tos psicológicos del THC y muchos otros sencillamente no pueden desarrollar sus actividades cotidianas estando bajo sus efectos, por mucho que su sintomatolo­gía se vea aliviada, teniendo por tanto los preparados basados en el THC unas aplicaciones clínicas limitadas. Es por ello por lo que cada día se están investigando más a fondo los cannabinoides no psico­trópicos presentes en la planta. De entre todos ellos, el CBD (cannabidiol) es el que se está mostrando más prometedor en la investigación preclínica, por lo que será, con toda seguridad, en un futuro no muy lejano, un fármaco de elección para el tra­tamiento de muchas enfermedades, in­cluyendo algunas de orden psiquiátrico.

El mecanismo de acción principal del CBD no es unirse (o al menos lo hace con menor afinidad) a los receptores CB1 y CB2 como hace el THC: su me­canismo de acción principal consiste en impedir la degradación natural del endo­cannabinoide anandamida.
 La anandamida es la principal sustancia cannabi­noide endógena que regula la activación de los receptores CB1 y CB2; esto quiere decir que evitando su degradación natu­ral habrá mayor presencia de anandami­da en el sistema nervioso y, por tanto, mayor activación de dichos receptores.
Luego el CBD realizaría las mismas fun­ciones que el THC (activar los receptores CB1 y CB2) pero utilizando una vía “indirecta”.

El CBD también tiene una importante capacidad antioxidante, que consiste en modular las concentra­ciones de calcio intracelular en algunas estructuras cerebrales. Algunas condi­ciones neurológicas patológicas carac­terizadas por excitabilidad neuronal se deben a una anormal mayor liberación de calcio en el interior de las neuronas (por ejemplo, como consecuencia de un golpe cerebral). En estos casos, la administración de eso reduciría las concentraciones de calcio evitando la muerte neuronal. Esta propiedad para modular el calcio intracelular también convierte al CBD en un potencial com­puesto antitumoral, ya que promueve la apoptosis, o muerte celular programa­da de células cancerígenas: esta ac­ción antitumoral se ha demostrado ya en cultivos de colon cancerígeno de ra­tones. 
Fisiológicamente, además de estas propiedades antioxidantes, neu­róprotectoras y pro-apoptópicas, el CBD tiene también propiedades analgé­sicas y antiinflamatorias. Todo ello hace pensar que este compuesto pueda ser, en el futuro, de utilidad para el trata­miento de patologías relacionadas con el dolor, los trastornos neurodegenera­tivos, la isquemia y el cáncer.
El CÁÑAMO, psicológicamente el CBD tiene propiedades ansiolíticas y antipsicóticas. Para todas estas propie­dades, el CBD se comporta en lo que en farmacología se conoce como curva de efecto de dosis-respuesta en forma de campana: esto es, es necesario ajustar muy bien las dosis porque tanto dosis bajas como dosis altas pueden no corresponderse con una acción te­rapéutica. 
Por ejemplo, en el plano psi­cológico, dosis bajas de CBD tienen efectos activadores (de alerta),mien­tras que dosis altas pueden producir sedación. Las enfermedades en las que se está investigando actualmente el CBD, así como otros compuestos canna­binoides no psicotrópicos, son principal­mente: psicosis; ansiedad y trastornos del sueño; trastornos neurodegenerati­vos; isquemia cerebral; inflamación, dolor y alteraciones del sistema inmune; vó­mitos; diabetes; enfermedades óseas; cáncer, y enfermedades de origen bac­teriano.
Si bien la mayoría de estas in­vestigaciones están hoy en día en el plano preclínico, esto es, en muchos casos aún no se ha alcanzado la fase de empezar a investigar en el ser hu­mano, la proliferación y profusión de estas líneas de investigación sitúan al CBD como un compuesto de interés principal en la investigación del trata­miento de estas patologías. En lo que resta de artículo nos centraremos en las potencialidades del CBD para el trata­miento de los dos principales trastornos psicológicos para los que está mostrando utilidad: la psicosis y los trastornos de ansiedad.

Cuando a vo­luntarios sanos se les administra THC y CBD y se comparan sus efectos tanto entre ellos como con un placebo; el THC induce efectos psicotomiméticos (imitadores de la psicosis) y ansiedad; mientras que el CBD carece de potencia psicotomimética y re­duce la sensación subjetiva de ansiedad. Además, si se admi­nistra primero una dosis de CBD y después THC, el CBD es capaz de prevenir la aparición de los efectos psicotomiméticos del THC. También contábamos que el CBD era un potencial tra­tamiento para las psicosis secundarias del consumo de cannabis. De hecho, el CBD, en cuanto a su capacidad antipsicótica, se parece a los antipsicóticos “atípicos”, o de nueva generación, como la clozapina, que carecen de muchos de los efectos se­cundarios de los antipsicóticos clásicos, como el haloperidol. De hecho, la principal ventaja de este tipo de antipsicóticos, que comparte el CBD, es que no provoca activación de las áreas mo­toras cerebrales, evitando así el principal efecto secundario de los antipsicóticos clásicos: los trastornos motores como la dis­quinesia tardía causados por neurotoxicidad sobre neuronas motoras. A su vez, los potenciales efectos secundarios del CBD son además menores en relación con los antipsicóticos atípicos, así como mayor su tolerabilidad.

En el caso de los trastornos de ansiedad, como ya se ha dicho, el CBD parece ser un excelente ansiolítico. Este efecto parece realizarlo activando los receptores serotoninérgicos 5­HT,A. Además, la activación indirecta que ejerce el CBD sobre los receptores CB1 facilita el proceso de extinción de miedo en ratas condicionadas. La activación de los receptores CB1 juega un papel importante a la hora de evitar la consolidación de me­morias traumáticas. Este mecanismo de acción encontrado en investi­gación animal sugiere que la utilización de CBD como coadyu­dante farmacológico de terapias psicológicas para el trata­miento de fobias o de memorias traumáticas podría ser un tratamiento de mayor eficacia que cada una de las estrategias terapéuticas utilizadas por separado.

Sin lugar a dudas, poder disponer de compuestos cannabi­noides que compartan los beneficios terapéuticos del THC, evitando sus posibles efectos indeseables, incrementará en el futuro la proporción de potenciales pacientes que podrán be­neficiarse del tratamiento que ofrecen los diferentes compues­tos presentes en la planta del cannabis."


Espero que os haya ayudado un poco el texto anterior y ante cualquier duda no tengáis reparo en preguntarnos, ya que nosotros somos productores de cáñamo.

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